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Cuegle

El cuegle es un monstruo en la Mitología cántabra. Manuel Llano cuenta que, junto con los cuervos, es amigo del Ojáncano. Le describe como bípedo, muy gordo,fortido y achaparrado, pero de gran fuerza. Su cuerpo es de animal pero con cara humana de color negro, y el collar rojo en torno al cuello, que reluce de noche. Tiene tres brazos y manos enormes como mazos, pues carece de dedos, y su brazo derecho presenta pintas verdes, y unas piernas robustas llenas de cicatrices y arañazos. Su sangre es blancuzca y tiene una gran voracidad pues tiene cinco estómagos en su abdomen.

Suele ser confundido con gran variedad de animales de su entorno pero muchos afirman que un encuentro con este ser puede llegar a ser mortal del susto ya que es muy anormal y tiende a soltar grandes gritos cuando se le acerca un ser vivo como asi también auyenta a cualquier otro animal, incluyendo a los leones que suelen ser los mas poderosos.

Sobre la cabeza presenta una excrecencia semejante a un cuerno, que utiliza para escarbar en la tierra en busca de su alimento favorito, las orugas, y para matar a los animales que encuentra dormidos en el monte. Si no puede darles muerte así, lo hace estrangulándoles, ya que posee gran fuerza. También le encanta comer garduñas y zorros. Tiene en las fauces cinco filas de dientes afilados como los de los lobos. Otras versiones le dota de tres ojos: uno azul, otro verde y otro rojizo, y le proporciona un pelo áspero como matorrales y huele muy mal y tiene una barba muy larga.

Los cuegles nacen cada treinta años, cuando se juntan una anjana maldecida y un oso. Duerme hecho una bola. Muy voraz, es capaz de comer sin cesar; si después le duelen los estómagos o el vientre, come vainas y pan de culebra y se le cura. Lo único que no puede tomar es la leche, ya que le produce tantos gases que muere. También roba niños para comerlos, salvo aquellos que tengan un trozo de acebo y otro de "barrosco" sobre la cuna, pues su madre se los ha dado mucho de pequeño para alimentarlo, y los aborrece.

A pesar de lo malo que es, los hombres no quieren matarle y le dejan morir de viejo, pues cuando muere de esta forma, cuando su cuerpo comienza a descomponerse, de sus estómagos sales unos gusanos blancos y encarnados. El que encuentre uno de éstos y lo guarde en una caja el bolsillo, tendrá suerte, el Ojáncano no podrá nada contra él, vivirá más de cien años y siempre obtendrá buenas cosechas. Si no muere de viejo, no nacen los gusanos y no se podrán encontrar los bichos que salen de ellos.

Fuentes[]

CANO HERRERA, Mercedes, Entre anjanas y duendes. Mitología tradicional ibérica.

Hernúñez, P. y Sánchez, J. R. Monstruos, duendes y seres fantásticos de la mitología cántabra.

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