La Guajona es un ser mitológico cántabro, que se asemeja a un ser humano desfigurado, que se asemeja en parte las brujas y hechiceras del folklore europeo medieval, con las características específicas de sus hábitos de alimentación. Ella se cubre de la cabeza a los pies de un viejo manto negro fino, sus manos y pies son patas de pájaro retorcidos, su rostro es amarillo con verrugas consumidas, rugosas y peludas, sus ojos son diminutos y brillantes como estrellas, nariz aguileña y boca provista de un diente afilado razor negro solo que es tan largo llegan a ella bajo la barbilla y utilizan para chupar la sangre. Sólo sale de noche y se esconde en las sombras, pero se desconoce donde duerme durante el día aunque se sospecha que se esconden bajo tierra. Guajona vienen de casas sin que lo noten que lo noten y camina silenciosamente hacia niños sanos para chupar su sangre en su sueño por pegarse su diente en sus venas. Ella no los mata, en cambio los deja casi sin derramamiento de sangre por lo que cuando se despiertan por la mañana será cansado, pálido y descolorido. Guajona también ataca a los adultos. Este es uno de los pocos mitos o leyendas sobre vampiros que hay en España, al lado del Conde Estruch.
Imágenes[]
