El hombre de las narices es un personaje mitológico cuya tradición se mantiene en Cataluña, donde recibe el nombre de Home dels Nassos, es un asustaniños del que J. Amades dice: «Hombre de las narices, el cual cada año hace su aparición el último día del año, y se distingue por tener tantas narices como días le quedan al año; como que este no tiene ya más que un solo día, el hombre de las narices resulta serio como todo el mundo.
A los ojos infantiles y a intención de los mayores, que hablan de él a los niños, nuestro personaje no es igual a uno cualquiera de nosotros, sino que posee las trescientas y tantas narices equivalentes a los días que tiene el año. Por la Terra Alta personalizan este ser mítico vistiéndose de manera grotesca, visitando las casas en que hay chiquillos, especialmente amenazando con llevárselos. Habla con voz fingida o cavernosa. Es costumbre que los chicos, para hacerle marchar, ofrezcan una moneda al disfrazado, mejor moza que mozo, que este acepta y se marcha. El recuerdo de su presencia y de su empeño resulta muy eficaz; los traviesos se sienten temerosos al acercarse la fecha de su retorno».
Otros lugares del a Península[]
Aunque es en Cataluña donde es más conocido, también en otros lugares de España como La Rioja, Teruel, Navarra, Álava, Burgos, etc... existen personajes iguales o similar a este, aunque en ocasiones cambiando las narices por ojos u orejas.
En la ciudad Riojana de Arnedo, también alimentaba la leyenda del hombre con tantas narices como días tiene el año y que, por el contrario a lo que ocurre en la tradición catalana que habla del día 31, acostumbraba a pasear por la localidad el día 1 de enero, según los viejos del lugar. En la actualidad la Peña Lubumbas lleva a la práctica esta leyenda, creando un personaje que cada 1 de enero se acerca en un antiguo autobús hasta la Puerta Munillo de Arnedo ataviado con abrigo, traje y bufanda y portando una pequeña maleta. Tras saludar a los numerosos niños congregados, provocando en ellos dispares reacciones, se dirige a la sede de la Peña Lubumbas para repartir chucherías a todos los asistentes.
Este personaje legendario es similar al Ojancu vasco, que tiene la peculiaridad de ir perdiendo cada día un ojo de los 365 o 366 que tiene, para volverlos a recuperar de nuevo el 31 de diciembre. Cumple la misión de informar a los Reyes Magos de la conducta de los pequeños, para que aquellos decidan los regalos que les han de dejar.
Igualmente en Extremadura, también hay el hombre de los ojos
Fuente[]
Seres Míticos y Personajes Fantásticos Españoles de Manuel Martín Sánchez