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Nubero

El nubero es una criatura mitológica muy extendida por el noroeste de España, especialmente, por la cornisa cantábrica, donde recibe diversos nombres según la región. Así se le conocen como Nuberus en Asturias, Nubeiros en Galicia, Ñuberos en Cantabria, Renuberus en las zonas al norte de León, además de numerosos nombre locales.

Personalidad y poderes[]

Los nuberos son seres despiadado y travieso que habitaban en las nubes, o viajan en ellas. Tenían la capacidad de controlar la climatología a su voluntad y se divierten provocando tempestades, tormentas, granizos y aguaceros con los que destrozar las cosechas de los campesinos y no dudaban en lanzar rayos y centellas contra aquellos que los atacaba o molestaba, independientemente si eran animales o campesinos. Frecuentemente, descendían al suelo para ver el resultado de sus fechorías y robar parte de las cosechas que aún era útil.

Nuberu

Estos seres eran muy temidos porque a su paso destrozaban las cosechas de una población mayoritariamente rural; de esta forma cuando se aproximaba una tormenta la gente acudía a tocar las campanas de la iglesia para ahuyentarlo y que se marchase cuanto antes.En Galicia existe un cántico que sirve para alejarlos, y se canta al tocar las campanas de las iglesias. Dice así:

Tocan los monjes la campana,

Para que huya el Nubero,

Bien ellos sudan... para llenar,

Para todo el año, el granero.

Descripción[]

Ñubero

Ñuberos

El aspecto del nubero variaba de una región a otra, en Asturias se les suele describir como un hombre de gran estatura, larga barba de color grisáceo, que caminan ataviados con negras pieles, sombrero puntiagudo de ala ancha y un largo bastón.

En Galicia también se le suele representar como un gigante barbudo, peludo y de gran fuerza, con el rostro enegrecido a causa de los rayos, vestido con pieles, presentando un aspecto andrajoso y desaliñado. También se dice que los nubeiros llevan unas zuecas de madera y es con éste calzado con el que producen el estruendo de las tormentas.

En Cantabria, por el contrario, la tradición los describe como geniecillos traviesos y ladinos, de aspecto diminuto, cuerpo orondo y cara pérfida, montados siempre en plomizas nubes.

Otras regiones[]

  • Entiznáu de la mitología extremeña
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